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CAPÍTULO 55. Hasta pronto campeón Jamás en toda su vida Marilyn había esperado ver delante de
ella un documento como aquel.Todo, absolutamente todo lo que había hecho desde que había
conocido a Nathan King v se había enamorado de él, había sido única y exclusivamente para no
perderlo.
Y ahora estaba allí, frente a una demanda de divorcio, mientras el hombre que una vez había besado
el suelopor donde ella pisaba, la miraba con frialdad.
-Fírmalo -dijo él con tono controlado—.
Será lo mejor para ti.
Marilyn había sido citada al despacho mientras Sophia volvía a su escuela.
Había creído que tendría la oportunidad de hablar con Nathan a solas, pero en lugar de esohabía
llegado a lo que parecía una reunión ejecutiva.
El abuelo leía en uno de los sofás, como un testigo mudo del hecho, y Paul Anders estabade pie junto
a Nathan con la misma cara de póker que jamás dejaba adivinar sus intenciones.
-¿De verdad crees que te voy a firmar una demanda de divorcio? – siseó ella.
-Si la firmas ahora, me ocuparé de que sigas siendo la madre de Sophia -declaró Nathan sin siquiera
mirarla-.
Te daré la custodia compartida de nuestra hija: Sophia elegirá con quién quiere vivir y el otro la tendrá
los fines desemana, o como ella decida, no voy a forzarla a hacer nada que no quiera.
Firma el divorcio y me aseguraré de darte una casa decente en la que puedas vivir y una pensión
mensual digna…
aunque no te lo merezcas.
Marilyn enrojeció de la rabia, tomó el documento y lo rasgó en pedazos, pero antes de que pudiera
acabar aquel berrinche, Paul sacó otro idénticoy lo puso frente a ella.
-¡No te voy a dar el divorcio! -grito frustrada.
Se sentía impotente ante la decisión de Nathan y su evidente desprecio hacia ella.
No quería perder la vida que había ganado con su matrimonio, y no era justo que ahora él pretendiera
divorciarse para castigarla por la muerte de suamante.
– Sigues siendo una mujer necia.
¿Cómo es que nunca lo vi? -murmuró Nathan con hastío No puedes obligarme a seguir casado
contigo si no quiero.
-Pero…
-Firmalo – ordenó él de nuevo—.
Fírmalo ahora que te lo estoy ofreciendo amablemente, porque si tengo que arrancar la decisión de un
juez, te juro por la vidade las personas que más amo que te voy a dejar en la calle, y que jamás dejaré
que vuelvas a acercarte a Sophia.
-¡No puedes hacer eso! ¡Ella es mi hija! -¡Tu hija está siendo tratada por un psicólogodesde hace
semanas por tu culpa! -rugió Nathan-.
Firmalo ahora que todavía tengo un rastro de piedad por ti…
Marilyn sabía que estaba perdiendo la batalla.
Nathan controlaba todos los puntos a su favory parecía estar dispuesto a hacer cualquier cosa porque
Follow on NovᴇlEnglish.nᴇtella se fuera para siempre, pero no le importaba, aunquetuviera que pelear, no estaba dispuesta a
darle ese gusto.
-Solo voy a firmarlo si accedes a vivir conmigo por un mes – dijo con tono más suaveSophia, tú y yo,
viviremos juntos como una familia por un mes, y luego si todavía quieres divorciarte, firmaré ese
documento.
Nathan se acercó a ella, mirándola a los ojos, escrutándola hasta que una carcajada llena de
sarcasmo estalló en su pecho.
-¿De verdad te crees que soy idiota? - le espetó- ¿Un mes? ¿Un mes para qué? ¿Para que te
perdone? ¡Eso no vaa pasar! ¿Para que me vuelva a enamorar de ti? ¡Primero muerto! ¿Para que me
emborraches y me saques otro hijo? ¡Literalmente prefiero follarme una maldit@ cabra antes que
acostarme contigo! - siseó con asco y Marilyn se puso roja de la rabia—.
Deja de ver esas teleas estúpidas, que esto es la vida real y yo no soy ningún ingenuo.
- Marilyn - se adelantó Paul para evitar que aquella mujer agrediera a Nathan-.
No puedes mantener el matrimonio por la fuerza.
Si no lo firmas nos iremos por la vía contenciosa, el juicio puede durar uno o dos años, pero igual el
juez tieneque otorgar la sentencia de divorcio.
Y si eso pasa por las malas, entonces te quedarás sin nada.
Marilyn apretó los dientes con una mueca de desprecio.
-¡Pues por las malas será! Sin embargo no tenía ni idea de cómo podían ser “las malas” con Nathan
King.
Esa misma tarde se encontró una maleta en la puerta de la casa y la instrucción de mudarla a uno de
los pequeños estudios queusaban los empleados de la mansión, y que quedaban como a trescientos
metros de la casa principal.
Era una sola habitación cuadrada de cinco por cinco metros, con una cama, una encimera y unbaño.
¡El maldito vestidor de Nathan era más grande que eso! Pero en cuanto trató de hacer un escándalo,
dos hombres de seguridad la empujaron fuera de lapropiedad y no la dejaron poner un pie dentro de
nuevo hasta que no se calló.
Era la humillación más grande del mundo.
¡Vivir con el resto de los empleados cuando ella había sido la señora de la casa! Pero no tenía otro
lugar.
Finalmente no le quedó más remedio que vender varias de sus joyas para tener con qué mantenerse.
Contrató a un abogado de fuera de la ciudad, -porque dentro de ella nadie se atrevía a lanzarse contra
Nathan King y su abogado Paul Anders-;y entonces fueron a juicio.
Tal como Paul había vaticinado, aquel asunto se extendió.
Marilyn reclamaba de todo, y cada mes su abogado se aparecía con una idiotez diferente que
Paulrebatía, y pasaban a algo más, pero Anders estaba seguro de que más tarde o más temprano
todo terminaría.
Lo más duro sería el momento de pelear la custodia, así que en cierto punto, a Paul le convenía que
Sophiafuera un poco más grande y más madura, porque ciertamente iban a interrogarla.
Un tiempo después, Nathan echó la última pieza de ropa en su maleta de viaje y la cerró.
Los últimos meses habían sido oscuros, y lo único que lo sostenía era su hija.
Sophi había querido hacer un viaje por su cumpleaños y Nathan había decidido complacerla.
-¿¡Es en serio!? ¿Es el cumpleaños de mi hija y me vas a dejar aquí? ¿Lejos de ella? -espeto Marilyn
entrando sin permiso a la habitación del hombre.
-Te permito la entrada a esta casa una hora al día para que estés con Sophia, y en cambio tú
desperdicias tiempo tratando de hacerme sentir culpable-murmuró él - ¿Todavía no te has dado cuenta
de que no funciona? -¡Yo tengo derecho a estar con mi hija en su cumpleaños! ¡Va a cumplir ocho y
me los he perdido todos! -reclamó la mujer.
-Sophia fue la que organizó el viaje y nos invito.
Yo no tengo poder de decisión en eso.
Si ella no quiere que estés, entonces no estás y punto.
Nathan pasó a su lado y Marilyn le golpeó la espalda con frustración.
-¡Eres un hijo de put@!¡Es tu culpa que mi hija no me quiera! — le gritó.
Nathan se dio la vuelta y la miró con lástima.
– No, Marilyn, es tu culpa.
Dada nuestra situación el psicólogo determinó que era conveniente explicarle a Sophia cómo funciona
una familia, qué es un divorcio,como son los hermanastros.
Sophia conoció a otros niños de padres divorciados y convivió con ellos…
y se dio cuenta de lo que le hiciste.
Nadie tuvo que manipularla esta vez, ella sola entendió que le mentiste.
Así que ahora asume esas consecuencias.
Salió de la mansión y se subió al auto, donde ya lo esperaban Sophi y el abuelo,y se fueron de viaje.
Todo un mes estuvieron en los fiordos noruegos, en un largo crucero, avistando ballenas, pero Nathan
estaba dispuesto a cualquier cosa para hacer sentir bien a Sophia.
-Creo que ya quiero regresar --- dijo la niña un día mientras se apoyaba en la baranda del barco.
– ¿Extrañas a tu mamá? – preguntó Nathan.
Sophia se quedó en silencio por un momento y suspiro.
-¿Está mal decir que no? -preguntó.
– Está bien decir cómo te sientes.
– Hubiera preferido que Amelie fuera mi mamá -dijo.
Hacía tiempo que la niña había empezado a llamarla por su nombre completo, como si quisiera
respetarla más—.
No debí pedirle que se fuera.
-Sophi, ya hablamos de esto -murmuró Nathan.
- Lo sé, pero el psicólogo también me explicó lo que le pedí, que devolviera a mi hermanito…
eso no estuvo bien -murmuró la niña con tristeza, pero sin llorar.
Últimamente se había vuelto retraída y pensativa, y para Nathan aquella era una forma terrible de que
madurara-.
Vamos a volver a casa ya.
No debería perder el año en la escuela.
Aquella fue la última vez que Sophia vio a las ballenas.
Cada vez que Nathan intentaba llevarla al acuario de nuevo, ella le decía que tenía deberes, hasta
eldía en que simplemente había respondido que ya era demasiado grande para ver ballenas, y Nathan
supo que la infancia de su hija se había terminado.
Follow on Novᴇl-Onlinᴇ.cᴏmEl juicio siguió, la vida siguió.
Nathan enterraba la cabeza en el trabajo de día, compartía con Sophia tanto como ella se lo permitía y
en lasnoches, hasta la medianoche, se encerraba en aquella habitación donde guardaba todos los
recuerdos de Meli.
Su corazón se destrozaba cada vez que la recordaba, sabía que no estaba viviendo, que soloexistía
por Sophia, y en lo que su hija crecía, el intentaba ahogar el dolor ocupándose, así que lo único que
realmente estaba creciendo era la empresa.
1 -Nos llegó una solicitud que no podemos rechazar -dijo Paul un día, entrando a su oficina: ¡Mira
esto!Viene del mismísimo Robert Kraft, dueño de los New England Patriots.
Quiere que manejemos la cuenta publicitaria del equipo.
¡Un relanzamiento! Eso dijo.
Nathan revisó la propuesta y asintió.
– Bien, mandaré a uno de los directores…
—¡No, no, no, no, no! – lo interrumpió Paul-.
¡Estamos hablando de millones aquí! No puedes mandar a un director, tienes que ir tú personalmente
a hablar conKraft.
Nathan miró la dirección.
El coach, Bill Belichick, proponía una reunión en las oficinas del estadio, quería que Nathan viera jugar
al equipo mientras abrían el primer juego de la temporada delSuper Bowl.
-¿Ya te dije que odio los deportes? - preguntó Nathan en voz baja.
Ya sé, pero el dinero y la publicidad los aman.
Prepárate - le avisó Paul -- ¡Nos vamos en cuatro días! Nathan suspiro pero no pudo negarse, era una
cuenta enorme.
Así que cinco días después llegaban al Gillette Stadium, hogar de los New England Patriots, a quien
animaban más de sesenta y ocho mil espectadores.
Las oficinas del dueño, Robert Kraft, no estaban demasiado alejadas de aquel bullicio, aunque por los
pasillos internos solo transitaba el staff deljuego.
Quizás por eso a Nathan le sorprendió tanto ver aquella figurita pequeña agarrada de las paredes.
Una chica como de catorce o quince años caminaba tras él, mientras el bebé, probablemente de
nueve o diez meses,intentaba dar algunos pasitos.
Nathan no pudo evitar que se le enterneciera el corazón.
Se agachó a pocos metros de él y lo animó con un gesto.
Por aquí, campeón, por aquí, ven.
-El bebé se desprendió de la pared y se tambaleó hacia él, tropezó y Nathan lo agarró antes de que se
cayera-.
¡Eso, eres muy fuerte! - le sonrió Seguro que ya pronto aprendes a caminar.
-Es bien valiente, no le da miedo caerse - dijo la muchachita.
-¿Es tu hermano? —No, soy su niñera solo por un ratito…
Bueno, ni muy niñera, pero sus papás me traen a los juegos, y a James legusta estar conmigo.
2 - James? -preguntó Nathan al recordar el nombre de su abuelo-.
James es un gran nombre -dijo dándole un beso en la cabecita y poniéndolo en los brazos de la chica
—.